Rafael Randazzo, el bohemio de las bochas.

Fuente: La Nueva de Bahía Blanca (Nota de Javier Oscar Schwab)

Se dice que no quemar las etapas de la vida se convierte en todo un problema con el paso del tiempo, pues la inmadurez termina acompañándolos por largos años.

En las bochas, un deporte donde los éxitos se van consiguiendo con el correr de los años, no suele ser frecuente madurar antes de tiempo, aunque las nuevas disciplinas, especialmente europeas, fueron trastocando algunos principios.

Un caso casi inigualable es el de Rafael Randazzo, quien a los 18 años tocó el cielo con las manos conquistando en juveniles una presea dorada en Saint Vulbas (Francia), en la modalidad parejas, y casi 9 años después de aquella hazaña –se cumplirá en noviembre- se convierte en uno de los técnicos más jóvenes del seleccionado de de menores de la Provincia de Buenos Aires.

“Quemé todas las etapas antes de tiempo (risas)”, dijo “Rafa”, quien a los 27 años se dio el gusto de vivir todos los placeres habidos y por haber.

“Sueño con jugar los mundiales”, decía un jovencito de 20 años a “La Nueva Provincia” el 31 de julio de 2013, mientras se preparaba, junto a Daniel Vitozzi, para el Mundial de Bosnia que se disputaría en septiembre en la categoría Sub 23.

Claro que para “Rafa” resultaría su tercera experiencia mundialista, ya que dos años antes, en 2010, había conquistado la medalla de plata junto al cordobés Nicolás Pretto en Rijeka (Croacia), en la modalidad Zerbín.

“Tenía 17 años y era un Sub 18. Perdimos la final con Francia en parejas, pero resultó una experiencia maravillosa. ¿Qué recuerdo? El hotel donde nos alojábamos, un lujo por donde lo mirabas y la vista que tenía al Mediterráneo”, contó “Rafa”.

“Y lo que ganaban nuestros rivales. El croata Misevic, por caso, tenía 17 años y cobraba 30 mil euros al año, además de casa, comida estudios y gimnasio aparte”, recordó.

“Era para quedarse a jugar (risas), pero al ser chico extrañás un montón. Con los años lo intenté, ya que en España me reuní con un italiano ligado a la actividad, aunque no me convenció la propuesta. Eso así, aproveché para pasar unas lindas vacaciones, jajaja”, señaló.

Primero en Croacia y luego en Francia, donde llegó a lo más alto del podio.

 -¿Y el año pasado te fuiste a Australia?

-Estuve un mes en Sidney. Practicaba en el club Italo Dining gracias a un contacto que me hizo mi amigo chileno Aldo Bavestrello (hijo), quien en ese momento estaba trabajando allá. Todo parecía encaminarse hasta el momento de debutar, cuando me dijeron que no iba a cobrar el dinero que me habían prometido, y que me lo podían dar más adelante. Ahí mismo decidí pegar la vuelta.

-Otro paseo más…

-Parece mentira. Me podría haber quedado a trabajar, porque es un lindo país y pagan muy bien. Allá los latinos hacen todo lo que es mano de obra, lo mismo que hacen muchos sudamericanos acá en nuestro país. Me levantaba a la mañana y desayunaba con 20 personas de 20 países diferentes: colombianos, venezolanos, brasileros, chilenos, uruguayos…

“Un trabajo de oficio se paga 250 dólares por día. Pero también se le paga muy bien a un cadete que lleva comida. Me hice amigo de un cordobés que acá ganaba 10 mil pesos por mes y allá lo gana en medio día”.

-¿No te tiraba quedarte?

-Lo pensé bastante. En realidad me volví porque recién arrancaba una relación con mi actual novia (Ana Karenina Luján, de Algarrobo), y sabía que trabajo no me iba a faltar.

La disputa entre River y Boca, con su novia de Algarrobo.

-¿Te salvó Miguel Agüero?

-Jajaja. Me salvó Miguel, que era mi enfermero cuando yo era chico. Es un excelente dirigente que pelea por sus empleados, pero también les exige. Estoy en la parte de fumigación, en el área de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad.

“Mi jefe es Hugo González, le metemos todos los días a combatir mosquitos, por el dengue, hormigas, cucarachas, ratas. Arrancamos a la mañana, temprano, y después de 19 a 23. Recorremos la ciudad y también vamos a Ingeniero White, donde las ratas se multiplican (risas)”.

Su enfermero, y ahora patrón, Miguel Agüero.

 -Volviendo a las bochas, ¿lo de 2011 fue inolvidable?

-En mi caso, inolvidable e irrepetible. Nos tomamos revancha y le ganamos la final a Francia en su propio país. Otra vez con “Nico”, fue 11 a 7 en un partido que se definió por tiempo (una hora y media). Tenía 18 años y ya habíamos pasado a la categoría Sub 23.

“Mordía la medalla de oro, no lo podía creer. Pretto, en la final, fue una metralleta, le pegaba a todo lo que apuntaba. Nos entendíamos muy bien, es un gran compañero.

“Y pensar que antes de ir practicamos apenas siete días en un campo en Córdoba sobre una cancha armada. ‘¿Una semana? Ma no…, increíble’, nos decían los jugadores italianos. Daniel (Vitozzi) ganó la medalla de plata en categoría individual, otra proeza”.

Con el cordobés Nicolás Pretto, el «Messi de las Bochas».

-Esos logros trajeron más reconocimientos.

-Ufff… El Olimpia de Plata, más convocatorias al seleccionado argentino; los Sudamericanos ganados en Chile y San Luis, y una vida de bohemio para conocer lugares en todo el mundo, jajaja.

“Hice un recorrido muy grande siendo chico de edad. Viví todo, o casi todo…, porque lo único que tengo pendiente es jugar en un seleccionado mayor”, dijo “Rafa”.

-Y podrías haberlo hecho cuando que fuiste campeón de tríos bahiense.

-En 2012, con Juan Pablo Urra, Jesús Arrieta y Rubén Trellini, tremendos jugadores y compañeros. Es una cuota pendiente que algún día me gustaría saldar. Ahora volví a Almafuerte, pero esta pandemia se interpuso y no sé cuándo volveremos a jugar.

«Rafa» junto a Daniel (Vitozzi) y Rodrigo (Catini), durante los viajes por Europa.

-Encima tenés una responsabilidad mayor.

-Me gusta la idea, tengo muchos planes. José Gianolli (presidente de la Federación de Bochas de la Provincia de Buenos Aires) me ofreció ser director técnico de todas las categorías menores, de 9 a 21 años. Estoy muy agradecido, es un verdadero placer.

“El primer torneo iba a ser en Mar del Plata, durante este mes, pero habrá que esperar qué pasa. Me toca reemplazar a Raúl Basualdo. Quiero estar encima, porque talentos tenemos muchos y hay que pulirlos”.

-¿Les vas a regalar chocolates?

–Jajaja. No esa es de Rodrigo (Catini), quien nos compraba chocolates en Croacia para que nos sintiéramos más fuertes… La verdad es que lo hacía porque la comida no nos gustaba mucho y él nos quería ver contentos.

“Había una pieza llena de chocolates; ojo, él también comía (risas)”.

La tapa del libro que describe a la persona y habla del recorrido de Rafael Randazzo.

-Lo tuyo, de ahora en más, es ¿“Vivir para lograrlo”?

-Es el título del libro que me hicieron de regalo. Biografía de Rafel Omar Randazzo que escribió Patricio Chaija. Ahí está reflejada una parte importante de mi vida.

-La que viviste aceleradamente.

-Si, jajaja. Dejé pasar algunos capítulos, pero estoy a tiempo de recuperarlos.