El todo es más que la suma de las partes.

La playa se llena de granos de arena. Uno a uno se van sumando. Y así fue en Tucumán 2019. Cada aporte, por pequeño que parecía, iba edificando el éxito final que fue la organización de este mundial.

Uno levantaba la cabeza y ante cada demanda, ante cada pedido de los visitantes, siempre había una chomba azul dispuesta a dar respuesta. Y si no la tenía, al toque buscaba al integrante del área en cuestión.

Se ha crecido. La experiencia vivida en los mundiales anteriores se tiró a la cancha para hacer que todo vaya sobre rieles.

Y se jugó en equipo, poniendo alma, corazón y vida en cada momento. El objetivo, una vez más, se ha cumplido.