Por Juan Carlis Licari.
Llegado de su Morrison natal, al jerarquizado y prestigioso epicentro bochòfilo por excelencia, como lo es el Club A. y B. River Plate de la Ciudad de Bell Ville, constituía una plena confirmación de ese anhelo soñado en su conciencia juvenil, convertirse en una palpable realidad y a partir de ese momento, el abrazo a las lisas y rayadas marcarían el exitoso derrotero en su vida terrenal.
Muy pronto, a fuerza de las más bellas virtudes que exhibía como persona, abnegación, disciplina, modestia, bajísimo perfil, servicial, respetuoso, hacía un culto a la amistad y al compañerismo, mientras un denodado y esforzado trabajo diario, quitando horas al descanso y la familia, iban transformando y consolidando a ese sólido bochador con un prolijo arrime, para convertirse en una rutilante figura y formar parte de esa órbita relevante y privilegiada de los grandes de todos los tiempos.
El encendido juego ganador, lo depositaria a incursionar en el tradicional «Armando Ferrari», (representando alguna vez al Club Defensores de Belgrano) como una aventura exitosa que rápidamente caló hondo en los organizadores, al tenerlo como uno de los representantes locales durante 20 participaciones, llegando a dos finales perdidosas, que quedaron en el olvido, porque en aquella inolvidable edición 1994, se consolidaría campeón, una vivencia imborrable que quedó marcada para siempre en los aficionados presentes.
Desde aquel logro en juveniles, campeón provincial en tercetos, comienza un período auténticamente lleno de triunfos y reconocimientos, tanto en las categorías juveniles y mayores, marcando una llamativa primacía riverplatense, siendo a su vez partícipe excluyente en jornadas triunfales y de mucha trascendencia.
Esas experiencias triunfalistas, le valieron integrar por varios años, la representación de la Asociación Bellvillense , como así también dirigir técnicamente seleccionados que revalidaron ese rosario ganador, sosteniendo en lo alto un prestigio de indudable significación.
Había llegado el momento del retiro definitivo en la faz deportiva, para aparecer el probo dirigente, haciendo sus primeros palotes en la sub-comisión de bochas del riverplatense bellvillense, al que le dio un cariz diferente, en ese marco distintivo de dignidad y entrega, que fueron las normas salientes en su vida activa de deportista.
Así es que el admirado LUIS REY quedó en el fondo de nuestros corazones como una proyección desde el alma, su corazón se paró para siempre el 27 de febrero del 2019, pero no tuvo despedida, porque todos más todos se juramentaron en atesorar y guardar en lo más íntimo, recordar su riquísimo camino y mantener en nuestra memoria la imagen siempre viva de una distinguida persona.