Jesús Antonio Pepicelli, el continuador triunfal de las bochas bellvillenses.

Por Juan Carlos Licari.
Desde aquel lejano 1957, cuando el Maestro José Donato Ghío, regresaba con los tres títulos mundiales, no se registraba una caravana tan multitudinaria y bulliciosa, para recibir al flamante campeón argentino de parejas, el referente se llama: Jesús Antonio Pepicelli.
El torneo que se disputó en Morteros, se jugó con estadios repletados y el principal, una obra moderna e imponente, fue elogiado y admirado por todas las delegaciones, fue el N*14, llevando el nombre de Rafael Sanchez Martínez.-
El representativo cordobés lo integraron además de Pepicelli, Elcar Moresco de San Francisco y Néstor Reartes de Las Varillas.-
La campaña de los cordobeses fue sobresaliente: le ganó a Santa Fé 18 a 8, a Río Negro 18 a 3, a Corrientes 18 a 1, a Entre Ríos 18 a 1, a Capital Federal 18 a 8, a Misiones 18 a 12 y la final a Provincia de Buenos Aires 18 a 14.
Aquel festivo arribo a su club, el Atlético y Biblioteca River Plate, tuvo un altísimo tono emocional, puesto que desde su esposa y los hijos, pasando por sus padres y hermanos, el Intendente Municipal, el Maestro Ghío, más todo el ambiente bochófilo representando a los clubes y los varios miles de bellvillenses, que volvieron a vivir una noche para el recuerdo.
El bellvillense fue considerado el jugador más regular del torneo, recalcando que en la final, ganando Córdoba 16 a 14, realizó el último bochazo con una impecable precisión, asegurando los dos tantos faltantes y llevarse la mayor ovación del certamen.
Este pasaje triunfal de las bochas bellvillenses, en aquel agosto de 1977, jalonan una veintena de sucesos, concretados por los dos protagonistas excluyentes, Ghío-Pepicelli, acompañados por valores significativos, que engrosan un archivo brillante e inigualable.