Esto es ficción. Año 2000, nuevo milenio. El mundo atraviesa una pandemia nunca antes vivida. Las bochas, inmersas dentro de esta situación ven los pasos a seguir. El presidente de la Confederación Argentina de Bochas llama al teléfono fijo del presidente de una federación, tiene en su agenda de papel con abecedario, en la letra F los teléfonos de todas las instituciones provinciales. Marca todos los números (11 en general) y del otro lado le responde una voz femenina que dice «03514…no se encuentra disponible, deje su mensaje después de la señal». «Hola, te llama el presidente, tenemos que ver que decidimos con los argentinos de este año». El receptor del mensaje había salido a comprar, a las dos horas al volver a su hogar escucha el mensaje pero decide llamar al otro día. Es tarde ya, piensa. Y recién al otro día devuelve el llamado. Consultados los diferentes dirigentes, se ponen de acuerdo y postergan todo hasta el próximo año. Ahí los referentes de cada provincia bajan la información a sus asociaciones, que a su vez, la propagan a los clubes.
Año 2020. Esto es real. La C.A.B. avisa por WhatsApp que va a hacer una reunión por Zoom con los representantes de cada federación. En la misma se decide que por este año, a excepción del argentino de clubes, no habrá actividad oficial por la situación que es de público conocimiento. Todos se ven las caras en la reunión. Acto seguido, en sus redes sociales el mundo bochófilo se entera lo resuelto. Y en minutos, u horas, todos nos enteramos.
La tecnología llegó para quedarse. Sólo 20 años separan la ficción de la realidad aquí narrada. Como diría un profesor amigo, esto es «tecnología al servicio del hombre». Bienvenida sea.