Sin título.

Pensaba llamar este artículo «La vara muy alta». Aunque luego dudé con ponerle «Aún no caímos». Entonces, para desempatar, quedó así, sin título. Aunque títulos, aquí sobran…

Somos contemporáneos del proceso deportivo de las bochas a nivel mundial más exitoso de la historia. Es una década que opaca otros tantos buenos momentos de nuestro deporte, como por ejemplo el Luna Park ’87. Opaca no significa que quiera decir que haga olvidar. Opaca porque acá viene un logro atrás de otro, como en un dominó en el que una ficha va dejando atrás a otra. Yo aún no caigo. No puedo entender que el sábado Argentina jugó ¡4 finales! Pellizquenme para decirme que es cierto. Inimaginable o no tanto, cuando empezamos a desandar este camino allá por el 2009. Y no me quiero olvidar del pionero del zerbín, el mendocino Ricardo Verri, el que abrió la puerta para que conozcamos esta disciplina y dirigió a las primeras selecciones.

Hoy hay una continuidad. Vamos a todos los mundiales. Y vuelvo a lo del 9 de noviembre. No terminaba una que ya estábamos palpitando la otra. Casi ni tiempo tuvo el Nico para festejar la de oro. Y celebremos las de plata también. Yo sé que el jugador quiere más, es parte del espíritu deportivo. Pero de una vez por todas – y aquí le damos las gracias a Sergio Hernández el D.T del básquet – llamemos a las cosas por su nombre: ganamos la medalla de plata. No perdimos nada, ningún oro. Se ganó una presea plateada.

Fue heroico lo de estos chicos. A todo el talento le sumaron esas interminables jornadas de práctica. Optimizando el tiempo para que rinda más. Y hay que darle gracias a los laderos, los que abren las puertas de sus casas para darles alojamiento, acompañarlos, hacerles el aguante en la previa. Y la actuación notable viene de la mano de los padres de la criatura. Del que golpea las puertas – Alberto Limardo – y el que planea, elige y dirige – José Gáspari -; ellos terminan de conformar ese triángulo del que siempre se hace hincapié. Asistimos a un día mágico e inolvidable, que el amigo y colega Ariel Peloni se encargó de hacernos vivir con su transmisión de primer nivel, como ya nos tiene acostumbrados.

Por todo esto, pienso que «aún no caímos» y que sin dudas, dejaron «la vara muy alta»