Sonidos.

Es un placer leerlo a Oscar Camusso. Tal como habrá sido verlo jugar, sin dudas. La visualización de lo cotidiano, con el enfoque de quien ha jugado y en gran forma, hace que sea aún más jugoso lo enunciado. “Te agrego un video para que escuches el sonido solamente”,  indica en el inicio de la misiva. Y agrega un concepto sobre un proyecto futuro en el que estoy trabajando y que quizás este año vea la luz. Pero volvamos a la observación. “Los que amamos el deporte de las bochas – prosigue y hace la aclaración de las variaciones y actualizaciones-, sabemos  especialmente los bochadores  que existen dos sonidos inigualables, sorprendentes y antagónicos:

– El del bochazo malogrado, ese ruido sórdido de la arcilla hundiéndose cercano a la bocha a vencer, el desánimo momentáneo que nos invade, y el ‘estallido’ del tablón cabecera que recibe nuestra bocha sin lograr el objetivo; y que uno se resiste a escuchar.

– Pero por sobre todas las cosas, los que nos colma de júbilo, es ese sonido único, pasional y estremecedor del bochazo ‘pegado’ en el blanco elegido, y seguidamente escuchar el estruendo del tablón cabecera que recibe a la bocha adversaria, sin duda todo como una armoniosa melodía  para el protagonista del hecho”.

A su generosidad en pensar las bochas desde el ángulo literario, le anexó este video tomado en una vieja cancha cercana a su casa, donde fue con su hijo y nietos a pasar un momento.