No se van a olvidar nunca del sábado 12 de octubre de 2019. Los chicos de San Luis, ese joven equipo puntano que no queriendo ser esquivo con la historia de su provincia, logró meterse entre los cuatro en la modalidad tercetos. Porque San Luis siempre ha llegado. Es una provincia llegadora. Y lo primero que se me viene a la memoria es aquel nacional del 2006, el primero que cubrí para MundoBochas. Fue en Resistencia, donde Daniel Carrasco se quedó con la medalla de plata al jugar la final con Luciano Esteban Bardelli. Y uniendo un dato con otro, otro Carrasco, su hijo Lucho, estuvo en cancha en Colonia Rosas Bochas Club.
Final de grupo ante el duro Entre Ríos. 14-5 para los de la provincia mesopotámica. Nock out técnico prácticamente. Y ahí apareció el milagroso San Luis. Dos anulaciones de bochin y a empezar a descontar puntos. A pensar en la histórica remontada. Pero era difícil. Por el rival. Por el escaso margen de error.
Y los chicos lo hicieron. Se fueron acercando. Estuvieron a punto de meter cierre de partido pero fallaron una bocha. Y a la mano siguiendo consumaron la hazaña. Fue 15-14 para desatar la alegría que durará eternamente.
Por todo. Por lo adverso del resultado y por el contexto también. Tal como se lo contaron a la transmisión oficial de la C.A.B. Allí le agradecieron a las familias, contaron el esfuerzo que representó poder estar en el nacional, sacrificando horas para poder llegar a tono con la competencia que se les venía.
Y también, fundamentalmente, nos mostraron una vez más que lo imposible, puede ser posible.
San Luis lo hizo.