Nota publicada por el diario Puntal. La trajimos a la memoria hoy, 29 de abril, a 5 años del fallecimiento del gran Gino Osvaldo Molayoli.
¿Cuántos bochófilos hay en la Argentina? Imposible saberlo. Pero seguramente un número muy superior al que cualquiera de nosotros imagina.
Es que así como en el fútbol están los federados y los libres, los que están anotados en Ligas y los que juegan sin ataduras en campitos del país y de todas las edades, en las bochas pasa algo similar. O igual si usted quiere.
En la mente de cada uno habrá una cancha de bochas. La primera que vió. O al menos un lugar, una esquina, un baldío, un potrero en donde se juntan a determinado día y hora un montón de parroquianos entre lisas y rayadas, para seguir paso a paso los arrimes y las bochadas. En medio de ese panorama nacional y por cierto local, Río Cuarto tuvo al Maradona de las Bochas. Usted sabe que me refiero a Gino Osvaldo Molayoli.
Y no debe sonarle exagerado eso de colocar en paralelo al mejor jugador de fútbol de todos los tiempos con el Pibe Molayoli. Basta con decir que Don Gino fue nombrado jugador del siglo en el 2002, habiendo recibido el primer Olimpia de Plata para el deporte blanco como le han llamado a las bochas, por aquello de la indumentaria para jugarlo. El premio lo recibió en 1972.
Molayoli nació un día del maestro, 11 de septiembre de 1931 en Río Cuarto y se fue un 29 de abril del 2011 también en nuestra ciudad.
Me ha ocurrido estando en lugares recónditos del país y en naciones limítrofes, que mucha gente al nombrar Río Cuarto lo asocian con el Pibe Molayoli inmediatamente.
Uno de adolescente recitaba Mercau, Molayoli y Alfonso como lo hacía con una delantera de algún cuadro de fútbol. Y nos referíamos a ese trío ganador de Horacio, Gino y Oscar. Molayoli ha tenido el reconocimiento de sus pares, mas uno no está seguro si de la comunidad toda al menos a la altura del mejor jugador argentino de bochas de todos los tiempos, calificado así por los bochófilos que lo vieron.
21 campeonatos provinciales, 17 nacionales, 16 sudamericanos, 3 mundiales y 11 años consecutivos ganador de la Copa Ciudad de Río Cuarto entre 1954 y 1974. Veinte años de Molayoli plenos hacia uno de los deportes más populares del país.
Casado en primeras nupcias y viudo de Inés Gallo, fallecida en el 79, con quien tuvo cuatro hijos y luego junto a quien lo acompañó hasta el final de sus días; Delia Andreo (desde el 83) de cuyo amor llegaron al mundo dos niños más.
Hincha de San Lorenzo, se hizo cuervo a los seis años para no quedar afuera de los partidos del barrio, vaya a saber bajo que influencia. Contaba Don Gino que no era de equipo alguno y para intervenir en el juego los más grandes le pidieron sea de algún cuadro. Y eligió El Ciclón, a quien seguiría para siempre. “Jugaba de pesquero y tenía buena patada”, recordaba en una de las últimas notas periodísticas que ofreció un año antes de su muerte a la revista Contragolpe de nuestra ciudad.
A los 9, ya iba al Central Argentino en donde jugaba con chicos más grandes que él. Su papá tenía la concesión de la cantina del club Central y eso lo arrimó mucho a los deportes.
Es en cada club de la ciudad a distintas horas cuando uno está con amigos truqueando o comiendo un asado que se escuchan los bochazos y los aplausos, las voces altisonantes y algunas quejas. Son algunos de los miles de jugadores de bochas que en el país hacen de lisas y rayadas sus útiles como si fuera la número 5, la naranja o la guinda.
En la nota a la que hacíamos referencia, Gino Osvaldo Molayoli analizaba las bochas de hoy diciendo: “Antes de 20 bochazos había jugadores que te pegaban los 20, hoy de esa cantidad hay uno que pega 15 y es un fenómeno”.
Durante 45 años, el Pibe fue viajante. En sus inicios vendía muebles y a partir de los 80 comercializaba productos de pintura y ferretería.
Una vez jubilado fue técnico de varias selecciones locales y provinciales del juego que mejor jugó y del que fue el mejor además.
“Si hubiera sido por mi peculio no hubiera conocido ni Gral Deheza. Así que le tengo que agradecer a las bochas haber viajado por distintos lugares de América”, agregaba en el reportaje de mayo de 2010.
En su última etapa estuvo a cargo de la Escuela de Bochas iniciada en el club El Sol y continuada en El Diario. El estadio de El Diario lleva su nombre desde septiembre del 2011 como reconocimiento post mortem a Gino Molayoli.
Felix Bruno, fundador de la Asociación de Bochas local, era uno de sus referentes y llegó a jugar junto a él.
Agregaba a nuestros colegas de Contragolpe, algunas anécdotas y frases que lo pintaban como el cabal hombre que era: “Los otros días una señora en la esquina de casa me dijo que al hijo le habían pedido que nombrara alguien famoso del barrio. Yo le dije que no había ninguno. La señora me preguntó: “¿cómo, y Usted?… ¿me permite nombrarlo?”. Yo le dije que sí”. Nunca estuvo suspendido ni se le llamó la atención por algo reglamentario. Se enorgullecía de su respeto por todo. Y así era el Pibe. Respetuoso, cortés y a la hora de jugar un valiente y un crack de aquellos.
Cuando en 1946 ganó el selectivo contra todos antes de ir al Argentino de Rafaela, los amantes de las bochas ya sabían lo que se venía con el tal Molayoli.
Dejó la actividad en el 74 luego de obtener el campeonato en San Genaro Norte, desde donde lo vinieron a buscar para que su amigo Roberto Domenino no ganara el trofeo por tercera vez consecutiva porque así se lo llevaba a su casa. Él fue y jugó la final contra Domenino. Y la ganó. La gente del lugar era hincha de Gino. Les salvó la Copa.
El Pibe Molayoli es uno de los más grandes deportistas riocuartenses de todos los tiempos.
Los bochófilos que venían a jugar a Río Cuarto sabiendo que estaba él, en individual, pareja o trío, decían que llegaban para pelear por el segundo puesto.
A la memoria de Don Gino Osvaldo Molayoli. Con lisas o rayadas. Bochando o arrimando. Campeón del mundo y de la vida.
Osvaldo Alfredo Wehbe