Nuevo título. Nuevo récord.

El puño derecho cerrado. El aplauso del público que le tributa honores y respetos. Logra un título más este enorme Raúl Basualdo, que en la antesala de sus 50 se queda con el individual número 50 de Provincia de Buenos Aires. Ese territorio al que llegó allá por los ’90 proveniente de su La Rubia natal para empezar a construir una carrera plagada de títulos, récords y números estadísticos que no paran de asombrar.

Enfrente lo padeció Roberto «El Oso» Vitali, marplatense de fantástico campeonato que logró llegar a la final tras ser verdugo de Juan Pablo Urra en octavos y dirimir el duelo interno con Néstor Santos en la semifinal.

«Monstruo», «Está intratable», «No puede jugar lo que juega»; esas y otras frases se escuchaban en la baranda de Urquiza cerca de las 9 de la noche cuando el uno desplegaba todo su abanico de condimentos técnicos. No jugó mal el «Osito», pero no había con que darle. Y ese 15-2 final en el juego que dirigieron el puntaltense Alejandro Pons y el bahiense Fabián Delgado, habla a las claras de como se plantearon las acciones.

Aún se comentaba el palo al chico cuando Emmanuel Lis en semis lo tenía nock out contra las cuerdas en la 1 de Aldosivi. Ahí, con la última bocha, lo reventó al bochin cuando tenía el partido prácticamente perdido. Era pegar para seguir con vida o caer derrotado si erraba. Ese es Raúl, el de los ases en la manga que nunca se le acaban. El de la sapiencia para buscar virtudes propias y errores ajenos.

Curiosidades del destino, llegó con 5 individuales bonaerenses, al igual que el eterno Arístides Roldán. Y el partido que le dio el sexto se jugó en la cancha que inmortalizó al gran zurdo marplatense, con el mismísimo Arístides en la cancha.

Todo esto dejó el provincial bonaerense que nos dio además el primer nombre para el argentino de singlistas. Será, ni más ni menos que Raúl Armindo Basualdo. El uno.

Árbitros, técnicos y los protagonistas de la finalísima en Urquiza.