¿Habrá sido la fiebre pre, durante y pos mundialista? ¿Será un poco que todos llevamos, como en el fútbol, un técnico adentro? En los últimos meses, la baranda cibernética, esa que navega, piensa y opina en las redes sociales; se hizo eco del tema selección. Y esas charlas en el cyber espacio reemplazan las largas mesas de café y bar de antaño. Con un aditivo más: permiten interactuar a pesar de la distancia. Y están, estos “bares” virtuales, open door las 24 horas.
Que tiene que jugar tal. Que fulano es más bochador que mengano. Que zutano las rompe ahora. Todas opiniones válidas, aunque subjetivas; de acuerdo a la mirada, la visión de cada uno. Aunque por momentos, el gusto, el paladar, confluyen en generalizar esas miradas. Y tener una puesta en común sobre el tema.
Son atrapantes esas charlas. Son las mismas que cada tanto solemos tener, principalmente, en los mundiales con el fútbol. Que hay que marcar con línea de cuatro. Que mejor jugar con tres de punta. Que el falso 9 es un invento que no va a dar resultado. Etcétera, etcétera. En bocha es más fácil. Si queremos armar un trío buscamos un punta, un medio y un bochador. De duplas – no me piacce nombrar como parejas a esta especialidad – que sean dos dúctiles y ya está. Y además, pensar en función de equipo, no de suma de individualidades.
El tema pasa, que como bien lo aclaró Gáspari en la nota hecha con MundoBochas hace unos días, es que no hay torneos de mayores en el horizonte. Ni de zerbín, ni de raffa volo, ni de estilo panamericano, ni sudamericano. No hay torneos a la vista. Por lo tanto, hablar de la selección hoy, más allá de que te engancha, es un tanto estéril; ya que al menos por este año no hay ningún campeonato.
Y cierro este pensamiento en voz alta aclarando – en los últimos tiempos siempre que esbozamos una idea o pensamiento, en nuestra Argentina, tenemos que poner desde donde opinamos – que esto no pretende ser una defensa de nadie, principalmente de ningún técnico. Ellos se defienden con su trabajo y los resultados; y no hablo de resultados deportivos porque quizás una bocha que se pierde por un centímetro cambia la historia; sino del resultado de un trayecto que se inicia cuando arranca el proceso selectivo.