Mauriño recordó un momento único en su carrera y en las bochas chaqueñas.

Roberto Mauriño es parte de la historia de las bochas de su provincia. Y de las nacionales también ya que durante mucho tiempo animó campeonatos de diferente índole. Mano a mano, a más de un millar de kilómetros de distancia, desde su Charata charló con MundoBochas y repasó la consagración lograda en Ceres en 1995, de la que se cumplieron dos décadas el pasado mes de noviembre.

  • ¿Con que expectativas llegaron al torneo?
  • Fuimos con mucha ilusión, porque unos meses antes habíamos ido a jugar a Pergamino, donde estaban Lazarte y Sosa. Y llegamos a la semifinal, quedamos tres y nos toca en contra de ellos, que en esa época no sabés lo que eran. Yo en ese entonces jugaba con Jorge Corigliani y fue Walter Antonelli de suplente, andábamos siempre juntos nosotros. Un partido que estábamos ganando 10 a 2, 10 a 3 no recuerdo bien exacto, pero lo teníamos dominado y tuvieron una jugada con la última bocha que Lazarte le tiró al bochin tapado pasando tres cuartos de cancha. Y estuvieron ahí con Sosa, que le decía que arrime. Y él que tiro le decía, y fue y volvió, y le tiró al chico. Y lo sacó, estaba tapado y lo sacó afuera. Hicimos dos o tres tantos más y nos ganaron. Ganarle a ellos era una casualidad, estaba para darse porque lo tenía casi rematado al partido. Y después me dice Sosa cuando le comentamos que íbamos al argentino los que estábamos ahí y un primo mío que es bochador. “Mira – dijo –es muy probable que si ustedes mantienen el nivel , con el nivel que están jugando, yo los he visto este año en varias oportunidades, acordate que ustedes van a ser candidatos a ganar el campeonato argentino”. Fijate vos…
  • Fue como una premonición.
  • Claro, nosotros ese año veníamos de ganar en todos lados, figurábamos en finales. Y realmente hemos jugado un campeonato hermosísimo viste. Cuando quedamos cuatro le ganamos a Santa Fé que eran los locales.
  • Ese fue el primero para el Chaco, ¿verdad?
  • Sí, yo era el jugador que había logrado los dos primeros cuartos puestos, en el ’85 en Morteros y en el ’86 se jugó en San Rafael de parejas y perdimos la semifinal con Mendoza que después ganó el campeonato. Antes era más difícil llegar porque cuando quedaban ocho era doble eliminación y había que tumbarlo a esos nenes… Y había mucho nivel.
  • ¿Qué te acordás de la final?
  • Que había mucha gente, más de 400 personas , el estadio estaba lleno. Cuando llegamos a la final el presidente del club nuestro, Italiana, don Antonio Golob mandó una “Traffic” con jugadores para que vayan a la final y nos mandó una carta diciendo, todo como si íbamos a ser los campeones. No era fácil, fueron como 15 personas y la final era contra Capital Federal: Orona, Ludueña y Nieto. Tenían un equipazo.

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“El partido salió favorable a ellos – rememora para MundoBochas– y cuando estábamos 10 a 2 o 10 a 3 dos veces eran acuses nuestros y la bocha que agarró un poquito de conchilla la de Jorge y no entró, y Walter que arrimaba una si y una no. Encima la cancha de Ceres estaba dificilísima. A la que jugamos con Santa Fé la habían dejado un billar, no se la podía tener en la mano. Y la otra era un carro. Era pesadísima. Así que salimos de una y entramos a la otra. Y ya miraron para hacer el cambio y yo le dije ‘no lo cambien al puntero porque tiene que entrar un bochador (por Capra, el relevo) y esta cancha es muy difícil’. Yo en el medio estaba jugando bien, estaba metiendo bochas por lugares que parecía que ni iban las bochas. Y aguantamos el cambio y la cosa es que los pasamos 13 a 10. Y ahí lo que yo recuerdo, que yo digo que jugué la bocha más impresionante de mi vida que le di un tablazo 7 metros atrás porque había que meterla contra la tabla y ahí se prendía. Y había que darle fuerza porque había que esquivar una bocha que estaba casi en el camino. No lo dejé tirar para sacar esa bocha porque si metíamos todas era partido. Yo les decía que dándole atrás la bocha pasaba. Fui yo y le di muy atrás pero con mucha fuerza. La toqué de media, una raspadita y abrí el camino. Y era tirarla con fuerza y chocar la bocha nuestra. Corigliani le dio fuerza y llegó medio a pulmón. Entonces le dije ‘Jorge estás a una bocha de salir campeón argentino, dale fuerza que no te vas a ir, si la chocas no la vas a hacer mala porque es muy pesada. Tocá tabla y festejá nomás que somos campeones argentinos’. Y fue y le dio tabla y llegó bien la bocha, hicimos 5 y les ganamos 18 a 10”.

  • Me imagino la emoción de lograr el título.
  • Nosotros estábamos preparados, yo en realidad lo preparé al grupo para que el día que salíamos campeones argentinos no teníamos que festejar nunca en el momento que ganábamos. Teníamos que esperar, como debe ser, darle la mano a los contrarios como corresponde y después sí, ahí si. Y así fue, si vos te acordás cuando entró la gente recién festejamos.
  • Volvieron y estaba la autombomba.
  • Fue la fiesta del pueblo porque fue lo más importante que pasó en Charata en la historia. Porque éramos todos jugadores del mismo club. Corigliani era el único que era de afuera pero jugaba para nosotros. Ganamos el selectivo, el provincial.
  • En lo personal un premio al esfuerzo de tantos viajes, tanto esfuerzo, tanta vida dedicada a las bochas.
  • Sí, fijate vos que yo siempre me tenía confianza que podía salir en pareja porque arrimaba y le pegaba bien en frío. Y tené en cuenta que salimos en trío que nosotros consideramos que era más difícil porque Santa Fé, Córdoba, tenían grandes jugadores. Sacando a Corigliani eramos todos chaqueños, no teníamos figuras relevantes como otras provincias. Y fijate que pasaron los años y ganamos con “Zapallo” en el ’99 en duplas. Después en el 2000, 2001 ganamos el argentino de clubes que fuimos al mundial.

El dato.

Ludueña aún no era campeón argentino en 1995. Llevaba más de una decena de subcampeonatos habiendo ya logrado títulos provinciales en Córdoba y siendo uno de los destacados de esa década. Luego Juan obtendría los nacionales que por juego y talento ya había merecido. “Fijate vos que salió el Chaco y semejante monstruo no había salido campeón “ acota Mauriño.