Las bochas bellvillenses mandan en la provincia.

Por Juan Carlos Licari.

Resulta difícil resumir dentro los límites de una nota, la algarabía emocional de las bochas bellvillenses, al obtener luego de 26 años, el 51* CAMPEONATO PROVINCIAL, CATEGORÌA PRIMERA, MODALIDAD TRIOS, en la Córdoba capital, donde participaron 24 asociaciones.

Creemos que el dramático desenlace, 15 a 14, sobre San Francisco en la semifinal, le otorgó a los bellvillenses una confianza sin límites, basados en la altísima capacidad individual del terceto.

Estamos firmemente convencidos que esa FE, el extraordinario espíritu de equipo, la unión y el compañerismo que trasuntaban, fue la clave del flamante éxito.

Siempre salieron a ganar, sin importarle quién era el adversario, siendo destacable la silenciosa pero más que valiosa intervención del Director Técnico, Delegado y que hoy se desempeña al frente de la Asociación, nos referimos al posense DANIEL FAENZE, responsable absoluto del armado y sincronización del equipo bellvillense, quien con mucha emoción explicaba el secreto de CAMPEONAR: » los cuatros eran y se sentían uno».

Pero sin duda alguna, el hombre base de otra nueva hazaña, vigencia ejemplificadora, presencia de gloria, símbolo de triunfo, con el augurio de una continuidad con más éxitos, se llamó: Ismael Antivero. no solo por el valor de lo logrado para la asociación y el momento triunfal que se vive en todo el ámbito abarcativo de la misma, sino por lo que representa, por lo que deja su nombre, por su preocupación de ayudar y compartir con los tres jóvenes que lo acompañaron, genuinos valores locales como lo son: Emiliano Oviedo, Cristian Morales y Lucas Gudiño, quienes hoy permiten a Bell Ville «adueñarse» de las bochas cordobesas.

Dejaron de lado la sorpresa para hacerse una realidad, “CAMPEONES PROVINCIALES DE TRÍOS» porque fueron los mejores, porque se habían impuesto una obligación de que las bochas bellvillenses volverían a figurar en el máximo lugar del podio.

La ceguera de la victoria en la finalísima fue elocuente, el afán superó todo lo previsto, «el consagrado ANTIVERO» alentaba continuamente a los compañeros, la «descollante» actuación se perfiló contundentemente en el tablero que marcaba el puntaje, el 15 a 2 FINAL fue apoteótico, reflejaba una superioridad asombrosa para una final y nada menos que frente a los locales.

Bell Ville fue campeón porque pesaron los valores humanos, gravitaron las influencias emotivas, tuvieron fortaleza en los momentos críticos, porque el hilo de la historia triunfalista unió a aquellos primeros campeones en Calamuchita en 1978, Villa Marìa en 1981, Corral de Bustos en 1983 y como locales en 1993, con esta quinta conquista luego de 26 años de espera.