Días atrás, buscando en el archivo de MundoBochas encontré este extracto de una nota de Jorge Luis Paris escrita en Tribuna de Bell Ville el 30 de diciembre de 2004 sobre uno de sus ídolos deportivos, el gran José Donato Ghío.
Una leyenda y un verdadero “Rey de las bochas”.
Los bellvillenses estamos aprendiendo algo que, a pesar de su sencillez, tiene un enorme significado; homenajear en vida a quienes se lo merecen. Tal el caso de este gran jugador de bochas y excelente persona que es don José Donato Ghío, que hace poco fue reconocido como “Vecino Destacado” por el Concejo Deliberante local y la semana pasada recibió el merecido premio “Al Deportista de Todas las Epocas” en la fiesta de la distinción deportiva.
Y vaya si se merece tales distinciones. A lo largo de su carrera, Ghío fue campeón reiterado en todas las instancias deportivas: zonales, provinciales, nacionales, sudamericanas y mundiales.
Memorando sus comienzos, don José decía a este cronista “Nadie sabía que yo jugaba a las bochas, excepto la madre del “Vasco” Eula, el veterinario. Que lo sabía porque su patio daba con el campito donde yo tiraba chantas y ella lo veía. Porque yo jugaba al básquet, al fútbol, a la paleta, menos a las bochas…”
“Yo trabajaba de lavacopas en el Club Bell cuando se inauguraron sus canchas de bochas. Recuerdo que unos amigos, Ricardo Serena, Juan Alladio y Scagliarini lo cargaban a don Manuel Rey porque no participaba y este les dijo ‘anotenmé con el flaquito de la cantina’. Luego de las cargadas por esa decisión ganamos ese torneo. Luego se hizo otro y también lo gané. Después se inauguraron las canchas de River Plate y también lo gané junto a Reartes, logrando el primer título en 1948, en un campeonato organizado por River Plate donde participaron 130 clubes y en donde tuve como compañeros de trío a Delfín Vancoli y Agustino Alonso. Y ahí comenzó la historia…”
Una historia que después de varios zonales ganados y de haber sido el primer campeón provincial individual, sigue con igual mérito en el orden nacional, ganando el título en Junín (Bs.As.) en 1953 y repitiendo en el ’58, ’66, ‘67 y ’72, logrando otro título nacional formando equipo con otros dos grandes de las bochas bellvillenses, Richard Quinn y Alberto Mainero.
En el orden internacional fue campeón sudamericano en 1956 en Paraguay junto a Horacio Mercau y Alfonso Vietto y en parejas con Gino Molayoli; repitió en 1958 en nuestro país junto a Quinn y Mainero; en 1960 en Uruguay con Mercado y Chiavolini; en 1962 nuevamente en Uruguay con Mario Aliendro y Alfonso Vietto; y en 1964 también en el vecino país con Aliendro y Américo García.
La consagración definitiva de Ghío iba a llegar en 1967 cuando se consagró campeón mundial en las tres especialidades “El campeonato fue en Uruguay, un país que siempre me trajo suerte – memora – donde en individual le ganó la final al local Llovet que llegaba con un invicto de 14 años; en parejas formé equipo con un grande, Felix Milani y en tercetos con Horacio Mercau y el mismo Milani. Tuve la suerte de representar a la Argentina durante diez años y con orgullo puedo decir que no perdí ningún partido, ganando los títulos argentinos y sudamericanos, junto al nacional seis o siete veces y el campeonato rioplatense tres años consecutivos”. (De acuerdo a los registros de MundoBochas este certamen fue en 1956, en Uruguay, entre el 24 de enero y el 1 de febrero, participando además de Argentina; Brasil, Chile, Paraguay y el equipo local, excusándose por su no participación las naciones europeas). Los memoriosos recuerdan que siempre fue casi prodigioso la forma en que Ghío utilizando las barandas dejaba la bocha “mamando al chico” por más difícil que se presentara la jugada. Durante la charla, este cronista pudo enterarse de algunos secretos. “Yo siempre dije –sostuvo Ghío – que la cancha de bochas es una suerte de ‘casín rústico’ y como el Dr. Nelson Filippi siempre venía a comer los asados al club y luego hacía exhibiciones de casín, yo memorizaba las jugadas y luego trataba de sacarlas en la cancha de bochas. Lo que no resultaba fácil, pero luego de intensas prácticas salía”.
“Quizás esto sea una de las falencias de las bochas actuales – agregó – creo que las prácticas se realizan solamente para mantener el estado físico, pero no se practican tácticas. Yo tenía la costumbre de pasarme horas enteras, sólo, después del trabajo buscando esos secretos, de cómo arrimar mejor o como bochar con precisión”.
En sus vitrinas, don José guarda algunos de los trofeos ganados. “He ganado más de mil trofeos, pero conservo solamente los más pequeños, los otros los regalé. Y las medallas de oro ganadas me sirvieron en su momento, para poder arreglar mi casa y para ayudar a mi hijo Jorge a que compre la suya.”
Al final de la charla y con una sonrisa en sus labios, don José me invitó a pasar para ver la vitrina de los trofeos y me dijo: “Hoy algunos son por demás ostentosos, pero fijate por lo que jugábamos en alguna época”. Y me mostró uno que me llenó de asombro, una copa que no mide más de 5 centímetros de alto y 3 de diámetro y la inscripción “Club Belgrano – San Jorge – 1950 “ todo un símbolo de la época.
Don José Donato Ghío, “Vecino Destacado”, “Deportista de Todas las Epocas”, fue quizás uno de los grandes monstruos, no del todo reconocido, del deporte local, provincial y nacional. Pero por sobre todas las cosas, un buen tipo…
Algo personal: Unas charlas con Don José.
Tuve la suerte, allá por 1996, de conocer la tierra de Don José, Bell Ville. Apenas llegué le manifesté al Dr. “Toti” Huais y a Alberto Martínez, los anfitriones, que mi intención era conocer a dos grandes de las bochas surgidos en Bell Ville: Jesús Antonio Pepicelli y José Donato Ghío. Ya van a venir, fue la respuesta al unísono de ambos. Y al rato llegó con andar casino, sonrisa instalada en sus labios y cordialidad al por mayor uno de ellos: Don José Donato Ghío. Ni bien me lo presentó el “Zurdo” Roldán, Ghío me dijo: ¿usted juega a las bochas? A veces, fue mi respuesta, pero me gusta mucho este deporte – añadí – y poder conocer a los grandes de las bochas. Sonrió tímidamente y ahí comenzó una de las tantas charlas que tuve en mis tres días de estadía en esa ciudad cordobesa. Siempre dispuesto al diálogo –al igual que Pepicelli, pero ahora haré mención de Don José solamente – contando historias, anécdotas, partidos…Siempre con humildad, quizás relativizando sus logros y engrandeciendo los de otros colegas. Fue una suerte haber conocido a esta leyenda de nuestro deporte, y por sobre todas las cosas haber descubierto a un SEÑOR con todas las letras. “Si hoy el pueblo te idolatra, don José Donato Ghío…” así lo escribió un poeta bellvillense. Así lo reconocemos todos. Un grande…
Datos biográficos.
José Donato Ghio, nació en San Marcos Sud el 12 de diciembre de 1924 y falleció a los 84 años. En su rica historia fue cinco veces campeón argentino (’53, ’58, ’66, ’67 y ’72), y cinco veces campeón sudamericano (’56, ’58, ’60, ’62 y ’64). Además fue campeón mundial en el torneo así denominado y disputado en Uruguay en el año 1957 en las tres especialidades: individual, parejas y por trios. En diciembre de 2004, el Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Bell Ville lo reconoció como: “Vecino destacado “
Si bien sus triunfos más destacados los obtuvo jugando para el Club River Plate de la ciudad de Bell Ville, también defendió los colores del Club Bell y del Club Defensores de Belgrano también de Bell Ville. En un más que merecido homenaje el estadio de bochas del Club River Plate lleva su nombre y en noviembre de 2008 en ese estadio se coloca en una de las paredes principales del mismo, un mural con su imagen
Don José participó de la primera edición del Armando Ferrari, el tradicional individual del River en el año 1977.