“¡Montemerlo, Montemerlo campeón, es el mejor del mundó !“ Cantando y rimando menos que Arjona. Así entró el Gallego al bar del Cordobés, en una extraña expresión de cántico de canchas, con ritmo desconocido.
Gallego: Pues, que grande el Guillermo, crack de los crack. Pensé que se le iba el partido, pero una vez que lo pasó el frente, no había con que darle.
Bocha: Hola gaita, estábamos hablando de eso con los muchachos. La verdad, tremendo título.
Gringo: Ma y el palo que le pegó al chico. Fruncí de lo lindo mientras iba corriendo.
Carlitos: Cómo en las viejas épocas, tres pasos, bien mano baja, así lo tiró…
Gringo: Ma, en el feibu al toque estaban comentando y saludándolo. Che áspero, estaba pensando que me podés dar la revancha de la otra vuelta. ¿no?
Gustavo: Te doy las revanchas que quieras amigo. ¿A que querés apostar?
Gringo: Ma, quien gana el argentino de Ceres. El individual.
Carlitos: El mano a mano…(siempre usa denominaciones de otras épocas)
Gallego: Pues, como quieras Carlitos, pero no me imagino un afiche poniendo “Gran torneo mano a mano…”
Gringo: Ma, ayornate Carlitos de una buena vez.
Gallego: Pues, vamos a tirar un candidato cada uno. El que queda más lejos paga el vermouth de la próxima.
Bocha: Picada incluída.
Gustavo: Ah…como dijo el Emi Rosso, completo como desayuno de hotel tiene que ser el tema….
Gringo: Ma, canto primero. Le voy a Pretto.
Carlitos: Sos de boludo Gringo vos…(primera y una de las pocas veces que usa esta palabra)
Bocha: Yo, como las localías vienen fuerte, pongo mi pleno al Alan Natali.
Gustavo: Para mí es el momento de Chuda.
Carlitos: Yo voy con Vitozzi.
Gringo: Vi en el feibu que se casó.
Gustavo: Basta con el feibu Gringo y la …
Gallego: Pues, yo le voy a Zapatita, va a ser duro el petiso.
Bocha: Che muchachos, bueno ya quedó hecha la apuesta. Les decía que vamos a ir temprano el jueves.
Gringo: Ma, de paso nos quedamos a la cena de inauguración.
Bocha: Olvidate Gringo. No hay tarjetas. Me dijo Roque que sólo jugadores, delegados y los dirigentes de la C.A.B. Y los árbitros. No hay tarjetas a la venta para nadie.
Gringo: Ma, los árbitros (enfatiza). Si los agarro a los “dotores” esos del reglamento, al Martinuzzi, al Di Gaudio y al Delgado, los revuelco.
Carlitos: Que vas a revolcar vos Gringo. (caliente porque parece que su candidato era Pretto, y el Gringo se lo robó).
Bocha: Y de qué forma los vas a revolcar Gringo, si el otro día no podías ni medir un tanto cuando te hicieron entrar de rayero.
Gringo: Yo les hago una pregunta y se quedan sin palabras.
Gallego: Pues, ¿que pregunta?
Gringo: ¿Qué es si una bocha queda en un rincón con el bochin encima?
Bocha: Y Gringo, depende si fue de un bochazo.
Gustavo: O si el chico estaba roto.
Carlitos: O si hizo pasete…
Gringo: Ma, ¿pero que es?
Gustavo: (a los gritos) ¡Que mierda sé que es!
Gringo: Ma, si se da esa jugada, ¿saben lo que es? Es una casualidad más grande que una casa…
Todos: Anda a la puta que te parió Gringo…(se levantaron y se fueron)
Cordobés: ¿Pagas vos la vuelta Gringo?
Gringo: Ma no, te pago lo mío. Que cada uno pague la semana que viene lo suyo.
El Gringo se quedó sólo y quietito como recién operado. Pensando que en Ceres se va encontrar con amigos como el “Cabezón” Vega; ese que una vuelta iba en su bicicleta que tiene más de 40 años y pasó entre medio de dos vecinas que acodadas en la escoba le daban duro y parejo a la lengua. “Que lindo que está hoy” dijo una. “Y fresco” acotó la otra. A lo que Vega respondió mientras cruzaba entre medio de las dos: “Gracias…”.
Es así. Ceres los espera. La barra saldrá del pago para ir a ver el argentino. Pelearán cientos de veces en la baranda el áspero y el Gringo. Si uno dice que tiene que bochar, el otro seguro dirá que tiene que arrimar. Pasa en todos lados. Aún en las mejores familias.