Dialoguitos en el Bar. Parte 6.

Mañana de sábado gris. Humedad, llovizna y frío… Casi como si fuera el inicio del célebre “Café la humedad” del notable Humberto Castagna, o Cacho Castaña como se dio en llamar artísticamente. A la misma mesa de siempre fueron llegando uno a uno los muchachos de la barra. Para hablar de bochas. Y de la vida también.

Curiosamente el Gallego entró sonriente, carcajeando.

Bocha: Sonamos. El Gallego está contento. Quien sólo se ríe, de sus picardías se acuerda…

Gallego: Pues no, no es de una picardía mía, es de una que me estaba acordando. La que le hicieron al Lencho los del club.

Gustavo: ¿Cómo era?

Gallego: Pues, cuando fueron a jugar un torneo a Jujuy lo llevaron al Lencho, que era de cuarta, quinta. Pero como siempre laburaba en el club, pues, le hicieron un lugar y allá fue. Se compró ropa blanca, alpargatas, camisa blanca.

Gringo: Ma la que habrá gastado.

Gustavo: Que importa la plata que gastó Gringo (levantando enérgicamente la voz), si total no te la pidió a vos, ni se la pagaste vos. Seguí Gallego, dale.

Gallego: Pues, ganaron el torneo. Y como al Lencho lo hicieron jugar una mano, le dieron trofeo. Cuando llegaron, como a la semana, lo llevaron a la casa. Al ver el auto, salió la señora, los hijos, el perro, todos a la vereda a esperar, pues, al campeón. Que bajó con el trofeo en mano.

Gustavo: Hasta ahí todo bien.

Gallego: Pues si. El tema que cuando se bajaba, el hijo de una gran siete que nunca falta le dijo a la señora: “No bailaba tan bien la compañera, diga que el Lencho baila bien, sino no ganaban…”. Pues, la cara de la mujer.

Gringo: Ma, le hicieron creer a la mujer que había sido en un concurso de baile el trofeo.

Gustavo: Si Gringo, no te puedo explicar todos los chistes.

Bocha: (interrumpiendo) Bueno, bueno muchachos. Este fin de semana está el argentino de veteranos en Gualeguay.

Carlitos: (siempre con la nostalgia a cuestas) Esos eran jugadores…Vi que va a estar el Manungo, Riba…

Gustavo: De punta a punta lo gana Entre Ríos.

Gringo: Ma no, se los come crudo Córdoba, con el Riba, Piedrita y los otros muchachos.

Gustavo: Bueno, te juego la vuelta para la barra Gringo.

Gringo: Ma dale, con la condición que si gano, lo publico en el feibu pa que se entere todo el pueblo.

Gustavo: Publicalo donde quieras Gringo, en la Chacra también…

Bocha: ¿Vamos a ir a Ceres muchachos?

Gringo: Ma, si me pagan el alquiler del campo antes del 5 vamos, sino, ma no creo que llegue con la plata.

Carlitos: Vamos Gringo, no me llore amigo, si vamos y volvemos en el día. No te lo pierdas.

Bocha: Va a estar lindo el individual. Ya están clasificados Pretto que va por el tricampeonato consecutivo. Chuda por Santa Fé. Vitozzi en Buenos Aires.

Gringo: ¿Ma y de Ceres quien? No vi nada en el feibu todavía.

Bocha: No largan prenda los muchachos todavía. Calculo que va a jugar el Alan.

Gustavo: ¿Natali?

Carlitos: Le está pegando a la bocha dicen. El tío me dijo que es uno de los mejores bochadores del momento.

Gustavo: Y el que  anda endiablau es Rubencito Díaz. Está cobrando todos los domingos.

Gallego: Pues, hablando de cobrar, no me pagaron las rifas del club.

Silencio sepulcral.

Bocha: No se hagan los dobolus muchachos y páguenle al Gallego. Che, antes que me vaya a laburar un rato. ¡Que estadio que tiene el Tiro de Morteros!

Gallego: Pues, de la ostia tío.

Carlitos: Una hermosura. Hasta me dieron ganas de volver a jugar (mirando el ventanal).

Gustavo: Ahí va al ropero, desempolva las alpargatas, las bochas de un kilo tres ciencuenta y cuando sale a bochar pisa en la línea del uno veinte, sin pasete y tres pasos firmes (lo enumera de corrido).

Gringo: Ma, y con olor a naftalina (estalla en carcajadas).

Y así se quedaron, tomando el último sorbo de café. Haciendo un culto a la amistad y además, a la pasión por las bochas.