Dialoguitos en el bar. Parte 20. Reencuentro.

La pandemia dejó marcas, cicatrices en los rostros y en el corazón de todos. Y pérdidas. Humanas, de tiempos, de instantes. Y una de esas pérdidas, que caló profundamente en la barra del café del «Cordobés» fue la partida del Gallego. Por eso esquivaron el reencuentro, amén de que las vacunas y las bajas de casos hacían factible la vuelta al bar. Ni el grupo de WhatsApp tuvo actividad en los últimos meses. Ese espacio, el del Gallego, decidieron que lo ocupara su hijo, el Galleguito, bochófilo como su padre, recepcionista de la transmisión genética de la pasión por  las lisas y rayadas. Como les pasa a ellos, como te pasa a vos que estás leyendo, las bochas son herencia pura y como dice el dicho, «lo que se hereda no se roba…». Casi no durmieron el día previo a la vuelta a la ronda de café. Sabían que iba a ser difícil, pero decidieron, por culto a la amistad y por homenaje a su amigo, volver a juntarse.

Bocha: Y acá estamos muchachos…acá estamos…

Gustavo: No la hagas lunga Cabeza, hablemos de bochas que si no moqueamos todos…

Bocha: Bueno, se habrán enterado que el Nico y Montemerlo se fueron a Italia, a jugar al zerbín. Linda nota le hizo mi amigo el periodista a Pretto, faltó la de Guillermo …

Galleguito: Pues, una locura esos torneos de cuadretas, así se llama, ¿no? Terrible la cantidad de jugadores, terrible.

Carlitos: Me hace acordar, me hace acordar…

Bocha: No empecés con la nostalgia, con eso de que todo tiempo pasado fue mejor.

Carlitos: No, no (enfatiza), les iba a contar que me hace acordar al partido que siempre recordaba don Roberto Franco. Decía que arrancaron mano a mano con el Gordo Minighini, con dos bochas porque habían  llevado dos cada uno. Y llegó uno y se sumó con sus bochas, luego otro y así se fueron sumando.

Gustavo: Y…¿jugaron de trío? ¿o eran muchos?

Carlitos: No sé si eran muchos, sólo que en la primera mano le quedó chanta partido a don Roberto…y jugaban a 18 en esa época.

Bocha: Bue…..cagamos…volvió mentiroso el nostálgico…

Galleguito: Pues, que momento del Ismael, él y Apez, otra final juntos, pues en Morteros.

Bocha: Si si, una locura lo que están jugando. Mucha gente viéndolo, la gente quiere ver bochas, en vivo o en el feibu como dice el Gringo. La están rompiendo con las transmisiones, Tiempo de Bochas, Eventos, San Luis Pasión por las Bochas, el Marginal Calzetta, Peloni que volvió con todo.

Galleguito: Pues, me gustan las bombas de Lasalle, tu amigo Bocha.

Bocha: Si, sí, mi amigo mete bombas por todos lados. Ahora irá a visitar a nuestros amigos de Bell Ville, ¡que lindo que vuelva el Armando Ferrari! Me contaba el Toti Huais que están recuperando el José Donato Ghío, que tanto tiempo sin actividad no le hace bien a ninguna cancha. Hablando de cancha, vayan pensando para la próxima en los mejores estadios.

Carlitos: A mí me gustaba el de La Flor, al aire libre, cuatro canchas, el motor Honda que funcionaba cuando quería…tenías que pegarle con el olfato porque no se veía una mierda. Y el Correntino, el cantinero, que era más o menos como el Cordobés para el bar, siempre caliente la bebida…

Cordobés: Que pasa culiau, que pasa conmigo.

Carlitos: Nada Córdoba, vos sos el número uno indiscutido papá.

¡¡¡Vamos Gringo… vamos!!! Los muchachos cantan, cantan y arengan la vuelta del Gringo a la mesa. Con golpes en la mesa y a los gritos reciben al piamontés.

Gringo: Ma…que los extrañé, paaaaa que los extrañé. Pero también pensaba que ahorraba unos pesitos todos los días.

Bocha: ¡Pará Gringo! Basta de pensar en ahorrar y ahorrar, gastala a la plata si vos la tenés…y dejá de llorar que la inflación, que los impuestos, que el precio del kilo de novillo y la mar en coche, hay gente que la está pasando peor…y se quejan menos que vos.

Gringo: Ma…tenés razón Bocha. Vamos a gastarla y que se haga agua el helau, como dice mi amigo. ¿Vamo a Bell Ville?

Bocha: Podríamos ir, pero decidanse rápido que hay varias actividades ese finde, puaj…terminé diciendo finde…cosa que odiaba pre pandemia, decía que hay muchas cosas y el tema de la hotelería va a estar complicado.

Gringo: Ma…vamo en la carpa.

Gustavo (áspero como siempre): Ni empedo me meto en una carpa con vos Gringo, prefiero dormir en el hotel de mil estrellas.

Gringo: Ma nunca le entendí la metafora, así es Bocha,¿ así se dice?, al Calamaro.

Gustavo: Hotel de mil estrellas, cielo estrellado, noche, dormir al aire libre…que parte no entendés…

Gringo: Ma gracias áspero, ahora si lo entendí. Ma lo que no entendí es lo de la primera especial, no la capisce…

Carlitos: Basta de categorías (levanta la voz), como era antes, una sola. Con los monstruos, los monstruitos, todos a la bolsa, te hacías jugador sí o sí.

Gringo: Ma en serio, no le entiendo para que se hizo..

Galleguito: Pues yo tampoco…

Bocha: La próxima se las explico, ahora me tengo que ir a hacer un tirito a la quiniela, ¿vieron que ahora pusieron la previa que le llaman…? En cualquier momento ponen una en trasnoche.

Galleguito: Pues, cual es la fija Cabeza.

Bocha: 256, hoy sale mosca a la cabeza…no digan que no les avisé.

Y la barra volvió. Un día volvió. Como todos. Y como dice el tango. Quien dijo que me fui, si yo siempre estoy volviendo…

 

* A la memoria de mi amigo Gerardo, cafetero de alma, compañero de tantos viajes, algunos hechos tras los caminos de las bochas como el último a Tucumán, en 2019. A mí, como a los muchachos de la barra, se me hace difícil pasar por su café…