Las bochas hoy despiden a uno de los grandes, esos que marcaron época. Con su sello distintivo, su espíritu ganador y su innumerable palmarés, se fue una de las leyendas de las lisas y rayadas.
Fue uno de los más ganadores en el ámbito nacional, mundialista con la celeste y blanca en más de una ocasión como la recordada del Luna Park 1987.
César Alfonso Colantonio había nacido en Adolfo Gonzales Chaves, en la geografía de su Provincia de Buenos Aires, esa que llevó a lo más alto del podio en las tres especialidades. Tras recalar en Tres Arroyos y luego fue adoptado por Bahía Blanca, lugar desde el que hoy partió al sitial de la eternidad.
Crack con vigencia durante más de tres décadas, «Quito» o el «Gringo» como lo conocían también, dejó una huella que lo hará eterno.