Hace dos años que milita en Agrario de Elena, la localidad ubicada en el Departamento Río Cuarto, en la Provincia de Córdoba, la que según el último censo de 2010 tiene casi 3 mil habitantes. «Aunque estuvimos un poco parado con esto de la pandemia, pero ya hace dos años que estoy para Agrario», así comienza la charla con Fernando Castro este puntano de 40 años que comenzó a jugar a las bochas en la cancha a los 13 años junto a su padre, un comienzo similar al de muchos bochófilos. «Fue con mi papá, aunque fue de afuera – rememora – porque en ese torneo no entré a jugar, fui de suplente, pero fue con él con quien empecé jugando».
Sobre las camisetas que ha vestido, le contó a MundoBochas que «son muchos los clubes, de acá de San Luis empecé jugando en el club al que yo amo, el que me abrió las puertas de chiquito y a los 13 años pude vestir los colores del Recreativo La Toma. Después, en la provincia estuve jugando para Club Deportivo Pringles, el otro club de La Toma que es donde yo vivo. En Villa Mercedes jugué en Martín de Loyola, en el Club Amigos La Morocha, en Las Mirandas y también en Triángulo Rojo. Después me fui a San Luis capital a jugar en el Club Yapeyú y de ahí me fui a jugar a Río Cuarto en Buena Vista, en el único club que jugué en Río Cuarto fue en ese. Después volví a San Luis a Yapeyú y de ahí me llamaron para ver si quería jugar en Agrario, un compañero me llamó y desde ese momento pertenezco a ese club».
Sobre el torneo de Villa Mercedes, el individual disputado hace poco tiempo, en el que subió a los más alto del podio, decía que «para entrar a semifinales le gané a José Camargo, luego en semifinales tuve de contra a Pedrito Sánchez y en la final a Pascual Ramírez y antes había jugado dos o tres partidos».
Y el último fin de semana, con Blengino de compañero, también fueron a lo más alto en Villa Carlos Paz. «El primer partido lo perdimos, ganamos el segundo a un equipo de San Martín de Villa Mercedes, a los Carrasco. Y ahí pasamos a jugar la final de perdedores contra un equipo de Río Tercero en el que estaba Diego Pérez y clasificamos segundos en la zona, para jugar el domingo. Primero jugamos contra Laguna Larga, luego ante Jubilados de Río Tercero», hace una pausa y aclara, ante algunos datos que no recuerda «es que soy malo para los nombres…» y sigue con el camino victorioso en la turística ciudad cordobesa. «Y la final se la ganamos al otro equipo de Elena, que es Elenense, donde juegan Valerio Lucero y ‘Chinanga’ Heredia, le ganamos la final 15 a 10».
«Estoy en uno de mis mejores momentos», arranca al ser consultado sobre su nivel de juego. «La verdad que sí, irme a jugar a Córdoba fue un decisión positiva, yo sabía que era difícil por el nivel de juego que había en Córdoba, no es fácil llegar, pero iba consciente de todo, que no iba a ser fácil llegar. Pero sabía que podía lograrlo, porque una vez que vos te metés en el ruido, como quien dice, empezar a jugar, jugar, agarrar nivel, a conocer los jugadores. Al tener buen nivel Córdoba es como que te da más ganas de practicar y de superarte cada día más. Porque ahí en Córdoba no tenés equipos fáciles, en primera tenés equipos muy difíciles de ganarle, para llegar a ganar tenés que estar en un buen nivel».
Sobre su entrenamiento, contaba que en la semana practica tres o cuatro partidos, no más que eso, «porque si no es como que me paso de bochas», sostiene.
Y sobre los viajes, nos contaba que «agradezco que tengo un trabajo que me permite hacerlo, y no tengo problemas en ese sentido para poder ir a jugar. Se complica en el sentido que son muchos kilómetros y cuando el domingo te prendés en un torneo hay que pensar que el lunes hay que levantarse temprano para ir a trabajar, que esa es la parte que se complica más. Pero lo estamos llevando bien, vamos bien. No es muy lejos tampoco porque Río Cuarto me queda a 120 kilómetros y el club donde yo juego, está en Elena, que está a 190 kilómetros. Es mucho sacrificio y práctica, eso lo que te lleva a agarrar un buen nivel».
Se llama Fernando Castro, es de San Luis, recientemente fue subido a Primera Especial y está pasando, sin dudas, por un buen momento.