El Armando Ferrari, 40 años de vida. La visión de esos «locos» soñadores…

Por Juan Carlos Licari.

El «ARMANDO FERRARI» cumple 40 años exponiendo un presente magnífico, espléndido, vigoroso, recibiendo un reconocimiento mayoritario de todos los estamentos bochófilos del País.

Repasando su historial alberga epopeyas gloriosas e inolvidables, donde sobresalen aquellos valores individuales históricos, que que se brindaron con sus sellos inconfundibles como deportistas y personas de bien y que siempre los recordamos colmados de gratitud por habernos dejado ese maravilloso legado.

La tradicional justa bochófila por excelencia, registra una coherencia cronólogica para una vigencia visiblemente consagratoria, que nos brinda resurgimientos reales, gentes, nombres, hechos, con esa visión de una vocación esplendorosa, memorable, para desembocar en una jubilosa gravitación que se extiende intacta a través de las cuatro décadas de vida.

En ese año a año de una criteriosa y ejemplar labor, que no sabe de cansancios ni desmayos y menos de renunciamientos, sub-comisiones portadoras de esos estandartes de plena dedicación, generoso trabajo y que llevan en el alma una pasión sustancial por las lisas y rayadas, sobresalen  2 dirigentes que constituyen auténticos motores de un evento de significación: EL DR. HECTOR «TOTI» HUAIS y ALBERTO MARTINEZ.

 Aquellos dirigentes que suponían «un ataque demencial» de esos dos jóvenes que en los comienzos del año 1976, propusieron la idea de un certamen de envergadura, nunca pensaron que con el correr del tiempo, se transformaría en un «auténtico boomerang» de éxitos, valorizaciones concretas y emocionados reconocimientos.

Esas cuatro décadas que llegan a sus personas, con todo ese «humo» deprimente del paso de los años y la nostalgia pensando en los que ya no están, quedan totalmente desechadas, porque vuelven a rejuvenecerse tomando ese «jarabe único» que es practicar LA AMISTAD, esa vocación inalterable de hacer amigos, atributo indispensable que siempre lo han trasmitido, en esa «gitanería bohemia» recorriendo kilómetros para asegurar la presencia de tal o cuál jugador ó en el recibimiento y despedida de los participantes con una sonrisa, excelente cordialidad y ese abrazo de agradecimiento que siempre emotiva.

Creemos que ha llegado el momento de reconocerlos, por ser los hacedores de esa mística que lo constituye el «Armando Ferrari», un fluído vehículo de una manifestación deportiva de amplia repercusión nacional, donde la Ciudad se agita y se conmueve, abriendo los brazos de una auténtica confraternidad.