Buenos Aires y La Rioja jugaron un partido no apto para cardíacos, por como se dieron las acciones. Lo ganaban los riojanos 14-6 y se lo terminó llevando Provincia 15-14. Allí, el juez Tomi tuvo que medir una bocha y apeló a la tecnología. Láser apoyado en la bocha raya y luz roja apuntando al centro del bochin. Dio 69.5 centímetros. Fue para el lado de la lisa y realizó el mismo procedimiento. Cantó 72 y dio veredicto a la bocha ganadora. Simple, muy simple. Una especie de «ojo de águila» bochófilo.